A primera vista el relato se
presenta como cualquier otro, es decir, como cualquier otro infame personaje de
Borges. En este caso Kotsuke no Suké, fue un cobarde, se atrincheró en su
palacio con guardianes y flecheros. Pero para llegar a esa parte del relato,
quiero hacer notar la ficción especulativa, es decir, ese recurso narratológico
que, Borges utiliza con frecuencia para denotar seriedad en sus textos, pero a
la misma vez, es un humor extraño, una ironía que solo Borges podía conjeturar
con su sabiduría.
En primer lugar, menciona el libro Historia doctrinal de los cuarenta y siete capitanes, un posible
texto que Borges se inventó, existe en su ficción, por lo tanto, su ficción es
un juego literario, no la mera superación de la realidad epistemológica.
Declara en las primeras páginas que, sigue la redacción de
un tal A. B. Mitford.
El primer apartado: La cinta desatada
Primavera de 1702, Torre de Ako. No Suké era un enviado del
emperador, sin embargo, se portaba como de la realeza dictando órdenes, cosa
que no soportaron los guardias de la torre, uno le lanzó un hacha y al día
siguiente, el consejero Kranosuké le cortó la cabeza.
Segundo apartado: El simulador de la infamia
En la Torre de Takumi no Kami fue confiscada, señala Borges,
es decir, A. B. Mitford. Lo que significó la huida de todos los que estaban
ahí. Incluyendo al cobarde de Kira Kotsuke no Sukóe, quien como dije al inicio,
fortificó su casa con guardias y arqueros. El tipo se volvió un borracho,
apostador y se acostaba con prostitutas. Borges señala que una vez a este tipo
lo vieron en el suelo de tanta borrachera y le lanzaron un escupitajo,
El siguiente apartado: La cicatriz.
Dos bandas atacaron el
palacio de Kira Kotsuké no Suké. Murieron muchos por las flechas, murieron
guardianes y capitanes. El cobarde de Suké no estuvo presente en la batalla, y
dejó que sus hombres se encargaran. Al capturarlo, los capitanes le dijeron que
hiciera harikiri, pero fue en vano,
porque era un cobarde, y tuvieron que cortarle la cabeza.
El siguiente apartado: El testimonio
Llevaron la cabeza del traidor a la realza, y les otorga el privilegio de suicidarse.
Por último: El hombre de Satsuma
Se hace mención y recuerdo de aquel tipo que escupió la cara
de Suké cuando lo vió borracho y tendido en el suelo. Por razones de honor,
cometió harikiri.
Y, Borges finaliza
con: este es el final de la historia de
los cuarenta y siete hombres leales –salvo que no tiene final, porque los otros
hombres, que no somos leales tal vez, pero que nunca perderemos del todo la
esperanza de serlo, seguiremos honrándolos con palabras.
Comentarios
Publicar un comentario